La conectividad a internet se ha convertido en un pilar fundamental para la formación profesional integral del SENA. Sin embargo, en un país tan diverso y geográficamente complejo como Colombia, garantizar el acceso a internet en las zonas rurales y más apartadas ha sido un desafío constante. La reciente terminación del contrato de conectividad del SENA, que implicaba una alta inversión de recursos, nos presenta una oportunidad única para soñar y reimaginar nuestra estrategia y dar un salto tecnológico audaz y definitivo.
En lugar de continuar con el esquema tradicional de arrendamiento de servicios de conectividad, proponemos una solución innovadora y a largo plazo: el lanzamiento de un satélite de comunicaciones propio del SENA. Esta propuesta no es un simple capricho tecnológico, sino una estrategia sostenible que busca resolver de raíz el problema de la conectividad y posicionar a la institución como un líder en la inclusión digital.
Por qué un satélite propio es la respuesta.
El contrato de conectividad anterior demandaba una considerable cantidad de recursos que, en gran medida, se destinaban a empresas privadas. Estos mismos recursos, al ser canalizados hacia un proyecto de satélite propio, podrían generar un impacto mucho más significativo y duradero.
La viabilidad de la propuesta: Un enfoque colaborativo.
La idea de que el SENA, como entidad pública, pueda lanzar su propio satélite puede sonar ambiciosa y soñadora, pero es completamente viable si se aborda desde una perspectiva colaborativa. Proponemos la firma de un convenio estratégico con países o empresas privadas de comunicaciones que ya posean la tecnología y la infraestructura necesaria.
Este modelo de convenio podría tomar varias formas:
* Asociación público-privada: El SENA podría asociarse con una empresa privada de comunicaciones que se encargue del diseño, fabricación y lanzamiento del satélite. A cambio, el SENA aportaría los recursos necesarios y obtendría el control total sobre la operación y el uso del satélite para sus fines institucionales.
* Convenio de cooperación internacional: Podríamos establecer un convenio con países que estén a la vanguardia en tecnología aeroespacial. Esto no solo nos permitiría adquirir el satélite a un costo preferencial, sino también capacitar a nuestros propios instructores y aprendices en un campo de alta tecnología. El conocimiento adquirido podría ser invaluable para el desarrollo de futuras iniciativas.
* Modelo de copropiedad: El SENA podría ser copropietario del satélite junto con otra entidad o empresa. Esto permitiría compartir los costos y los riesgos, mientras se garantiza la autonomía sobre la red para la formación profesional.
Beneficios de un satélite propio.
El lanzamiento de un satélite propio traería consigo una serie de beneficios transformadores para la institución y el país:
- Conectividad universal y equidad digital
Un satélite propio garantizaría una cobertura total y sin interrupciones en todo el territorio nacional, sin importar la lejanía o la dificultad del acceso terrestre. Esto significaría que cada centro de formación, cada aula móvil y cada aprendiz en las zonas rurales tendría acceso a internet de alta velocidad, eliminando la brecha digital y garantizando que la formación profesional de calidad sea un derecho, no un privilegio.
- Autonomía y control sobre la red
Al ser dueños de nuestra propia infraestructura satelital, el SENA tendría el control total sobre la red. Esto nos permitiría optimizar el ancho de banda, priorizar los servicios para fines educativos y adaptarnos rápidamente a las necesidades de la formación profesional. No dependeríamos de terceros, lo que nos daría una flexibilidad sin precedentes para innovar y evolucionar.
- Optimización de recursos y sostenibilidad financiera
A largo plazo, la inversión inicial en el satélite sería mucho más rentable que los constantes pagos por servicios de conectividad. Una vez en órbita, los costos operativos serían significativamente menores, liberando recursos que podrían ser reinvertidos en la mejora de la infraestructura tecnológica, la actualización de los equipos y la creación de nuevos programas de formación.
- Oportunidades de formación en el sector aeroespacial
El proyecto del satélite no solo resolvería el problema de la conectividad, sino que también abriría la puerta a un nuevo campo de formación. Podríamos capacitar a nuestros aprendices en tecnologías de comunicaciones, ingeniería satelital y gestión de redes, preparando a la próxima generación de técnicos y profesionales para una industria de alto valor agregado.
Un futuro de inclusión y liderazgo tecnológico.
El lanzamiento de un satélite propio es una decisión estratégica que va más allá de la simple solución de un problema de conectividad. Es una declaración de intenciones, un compromiso con la equidad, la innovación y el liderazgo tecnológico. Al tomar las riendas de nuestro futuro digital, el SENA no solo garantizará la formación profesional en las zonas más apartadas del país, sino que también se consolidará como una institución de vanguardia, capaz de enfrentar los desafíos del siglo XXI y construir una Colombia más conectada e inclusiva.
¿Por qué un satélite propio? El sustento de una propuesta transformadora.
La idea de un satélite para el SENA puede sonar ambiciosa, pero tiene un sustento sólido y una visión de futuro. Un satélite de comunicaciones propio ofrecería una serie de ventajas que superan con creces los modelos de conectividad actuales:
* Cobertura total y soberanía tecnológica: Colombia es un país geográficamente diverso, con zonas de difícil acceso donde la infraestructura terrestre es inviable. Un satélite garantizaría una cobertura del 100 % del territorio nacional, eliminando las limitaciones geográficas. Además, le daría al SENA una soberanía sobre su propia red, garantizando la continuidad y la seguridad de sus comunicaciones.
* Eficiencia de costos a largo plazo: Aunque la inversión inicial es significativa, los costos de operación y mantenimiento de un satélite, una vez en órbita, son considerablemente menores a los contratos recurrentes con proveedores privados. Los recursos que hoy se destinan a la conectividad podrían canalizarse directamente a la operación satelital, generando ahorros sustanciales a lo largo del tiempo.
* Fortalecimiento del ecosistema espacial colombiano: Un proyecto de esta magnitud impulsaría la cooperación con la Fuerza Aérea Colombiana, que ya cuenta con experiencia en el desarrollo de nanosatélites como el FACSAT-1, así como con universidades e instituciones de investigación. Esto no solo fortalecería la capacidad técnica del país en materia espacial, sino que también crearía un campo de conocimiento y oportunidades de formación en áreas de alta tecnología.
* Formación sin fronteras: Un satélite propio permitiría al SENA llevar su oferta formativa a comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas, promoviendo la educación como un motor de desarrollo en sus propios territorios. La formación profesional integral, que es el corazón del SENA, podría llegar a cada rincón del país, sin importar la distancia.
Diseño del proyecto: Hacia la autonomía digital del SENA.
La implementación de este proyecto requiere una planificación detallada y estratégica, dividida en fases de corto, mediano y largo plazo. El enfoque debe ser colaborativo, combinando la experticia del SENA con la de aliados estratégicos tanto nacionales como internacionales.
Fase 1: Corto Plazo (1 a 2 años).
Esta fase se centrará en la preparación y la viabilidad del proyecto.
* Estudio de viabilidad técnico-financiero: Realizar un estudio exhaustivo para determinar los requerimientos técnicos (tipo de órbita, capacidad, frecuencias) y los costos asociados al desarrollo, lanzamiento y operación del satélite. Este estudio incluiría la evaluación de alianzas estratégicas con ministerio de las Tics, países o empresas privadas especializadas en tecnología satelital.
* Establecimiento de convenios estratégicos: El SENA debe buscar convenios con actores clave. Se propone un acercamiento a países con programas espaciales consolidados (como los de la Unión Europea, China, Japón, Brasil, Israel o Estados Unidos) para cofinanciar o desarrollar el proyecto. También es crucial establecer alianzas con empresas privadas del sector espacial que ya tienen experiencia en llevar conectividad a zonas remotas en Colombia.
* Capacitación del talento humano: Invertir en la formación de instructores y aprendices del SENA en áreas relacionadas con la ingeniería satelital, las telecomunicaciones y la gestión de proyectos espaciales. Esta capacitación podría realizarse en colaboración con universidades y centros de investigación nacionales e internacionales.
Presupuesto estimado (Fase 1): A manera de ejemplo,Entre $2 a $5 millones de dólares para estudios de viabilidad, consultorías y acuerdos iniciales.
Fase 2: Mediano Plazo (3 a 5 años).
En esta fase, se materializará el diseño y construcción del satélite.
* Diseño y manufactura del satélite: Con base en el estudio de viabilidad, se seleccionará un socio tecnológico para diseñar y fabricar el satélite. La meta es desarrollar un satélite de órbita baja (LEO) o media (MEO) que ofrezca alta capacidad de transmisión de datos. La construcción podría llevarse a cabo en el país, si se cumplen las condiciones técnicas, en colaboración con el SENA, la Fuerza Aérea y universidades y asesoría y supervisión de un país con avanzada tecnología en construcción de satélites.
* Infraestructura en tierra: Se requerirá la construcción de estaciones terrenas y centros de control para la operación y gestión del satélite. Estas instalaciones se podrían ubicar en cada uno de los 118 centros de formación del SENA, que además servirían como laboratorios para los programas de formación en telecomunicaciones.
* Lanzamiento y puesta en órbita: Se contratará a una empresa especializada en lanzamientos espaciales. Este es uno de los pasos más críticos y costosos del proyecto.
Presupuesto estimado (Fase 2): A manera de ejemplo, $150 a $300 millones de dólares. Este rango es una estimación que puede variar significativamente dependiendo de la tecnología, la capacidad del satélite y el socio elegido.
Fase 3: Largo Plazo (5 años en adelante).
Esta fase se centrará en la operación y expansión del servicio.
* Operación y mantenimiento: Se establecerá un equipo técnico del SENA, altamente capacitado, para la operación diaria del satélite, la gestión de la red y el mantenimiento de la infraestructura en tierra.
* Integración con la oferta formativa: La conectividad satelital se integrará plenamente en la metodología de formación del SENA, permitiendo el desarrollo de programas virtuales y semipresenciales en todas las áreas del conocimiento, desde la agricultura de precisión hasta la programación y la robótica.
* Expansión del servicio: A largo plazo, el SENA podría considerar la posibilidad de ofrecer servicios de conectividad a otras entidades públicas o a comunidades, generando ingresos adicionales que se reinvertirían en el sostenimiento del proyecto.
Ahora bien, la premisa de que los costos de un satélite propio podrían ser comparables, e incluso menores a largo plazo, que los contratos de conectividad con empresas privadas, se sustenta en la evidencia de los millonarios contratos que ha adjudicado el SENA en los últimos años.
A continuación, se presenta un análisis de los costos de inversión del SENA en contratos de conectividad, en contraste con una estimación de la inversión necesaria para un satélite propio.
Costos de los contratos de conectividad del SENA
La información que se encuentra disponible en Internet sobre los contratos del SENA con empresas de telecomunicaciones, revela cifras muy elevadas y en constante aumento. Algunos de los datos más relevantes son:
* Contrato de 2019: El SENA adjudicó a Telefónica-Movistar un contrato por más de $720.000 millones de pesos para la modernización de la infraestructura tecnológica y de comunicaciones de sus sedes. Este contrato tenía una duración de 34 meses.
* Contrato de 2023: En este año, una nueva licitación para servicios de conectividad y data center fue valorada en $1.1 billones de pesos. El alto valor generó controversia y se señaló que el costo de estos contratos se ha incrementado de manera acelerada en la última década. Segun información encontrada en Internet y para poner en perspectiva, en 2012 el costo era de $285.000 millones de pesos, en 2015 de $503.000 millones y en 2019 de $695.000 millones.
Estos datos demuestran que el SENA ha invertido cientos de miles de millones de pesos en contratos de conectividad que, a pesar de su alto costo, no han logrado resolver la brecha de acceso en las zonas rurales y apartadas.
Comparación con los costos de un satélite de comunicaciones
La inversión en un satélite es un proyecto a gran escala, pero sus costos, cuando se analizan en el contexto de las inversiones a largo plazo del SENA, resultan ser competitivos.
* Costo de un satélite y su lanzamiento: El costo de un satélite de telecomunicaciones puede variar ampliamente dependiendo de su tamaño, capacidad y tecnología (por ejemplo, órbita baja LEO o geoestacionaria GEO). Las estimaciones de la industria sugieren que el costo de un satélite y su lanzamiento puede oscilar entre $150 millones y $300 millones de dólares.
* $150 millones de dólares equivalen aproximadamente a $600.000 millones de pesos colombianos (considerando una tasa de cambio de $4.000 COP por dólar, que es un valor conservador).
* $300 millones de dólares equivalen a $1.2 billones de pesos colombianos.
Al comparar estas cifras, se observa que:
* La inversión inicial de $150 millones de dólares ($600.000 millones de pesos) es comparable, e incluso menor, al valor del contrato de 2019 con Movistar ($720.000 millones de pesos).
* La inversión de $300 millones de dólares ($1.2 billones de pesos) se encuentra en el mismo rango de la licitación de 2023 ($1.1 billones de pesos).
La ventaja a largo plazo.
La clave de la propuesta no es solo la equivalencia de la inversión inicial, sino la eficiencia de costos a largo plazo.
* Al parecer, el SENA ha gastado más de un billón de pesos en los últimos 4-5 años en contratos que no ofrecen una solución permanente.
* Un satélite propio tendría una vida útil de 10 a 15 años o más. Esto significa que la inversión inicial se amortizaría a lo largo de un período de tiempo mucho más extenso, eliminando la necesidad de adjudicar contratos millonarios cada 3-4 años.
En resumen, la inversión en un satélite no solo resolvería el problema de la conectividad en la Colombia profunda y en las zonas más apartadas de forma definitiva, sino que también representaría una solución económicamente viable y fiscalmente responsable. El dinero que hoy se gasta de forma recurrente podría convertirse en una inversión en un activo estratégico que garantice la autonomía digital del SENA y el futuro de la formación en Colombia.